domingo, 14 de febrero de 2016

Oxigen

Inspiras, llenas tus pulmones de aire limpio, al cabo de un rato expiras, expulsando el aire de tus pulmones, ya no tan limpio. No puedes aguantar el aire en tus pulmones ya que morirías, debes sacarlo y renovarlo. Renovarlo de forma constante ya que el sistema funciona así. Nuevos aires... Por los viejos. Tal vez, pienses que es injusto, que no debería ser asi, ¿por qué no poder vivir con la misma bocanada de aire? ¿Por qué después de inspirar esa fresca y revitalizante bocanada de aire debo expulsarla a pesar de todo el bien y bienestar que me ha hecho sentir?

Porque indiscutiblemente, si no lo haces, mueres. Y morir no es vivir por mucho que nos lo hagan creer así. Y yo me pregunto, ¿en verdad eso es tan malo? ¿Una segunda bocanada de aire no te produce el mismo bienestar? Después de estar durante un rato sin respirar, te aseguro que, si decides volver a hacerlo, no te vas a arrepentir en absoluto.

Después de dar mi primera bocanada, una fuerza en mi interior hizo que expulsará el aire. Yo intente aspirar ese aire que antes me había hecho sentir vivo, pero en vez de eso, inspire un aire diferente, diferente pero a la vez tan reconfortador como el anterior. Volvió a suceder, otra vez, el aire se me fue entre los labios, pero otro volvió a entrar, y no era el mismo sino aire nuevo. Si luchaba contra ello, solo era cuestión de segundos, mis fuerzas se debilitaban hasta que ese ser interior conseguía que repitiera una a una, una respiración tras otra.

lunes, 29 de abril de 2013

Esperanza incrustada en tu mirada



Vuelve primavera...
Si hay algo digno de captar cada segundo de mi atención es tu mirada... Es algo inevitable, me pierde en una caída directa por un pozo sin fondo, mirar y ver. Algo capta mi atención, algo que conscientemente no percibo pero que siento, algo que veo detrás de ese iris esmeralda y esa pupila dilatada, ¿una luz? ¿Un destello hipnótico? Consigue dejarme anonadado como si flotara en el Mar Muerto, flotando por el exceso de salinidad... Quizás es mi desconexión, mi punto de fuera de cobertura, o quizás es un enlace, un enlace que lleva a mi alma a fusionarse con la tuya. Mi adicción, mirarte a los ojos, con la mirada fija, perderme durante una eternidad. Mi perdición..., tus ojos.

miércoles, 3 de abril de 2013

Aire, elemento de la vida.


Siempre me ha gustado conocer gente nueva, me aportan nuevos aires. Me hacen sentir como cuando estoy en una habitación largo tiempo cerrada y decido abrir la ventana... Una brisa, ligera o fuerte, fresca aunque no siempre, una brisa que roza mi piel y llena mis pulmones. Que viene acompañada de rayos de Sol, gotas de agua de lluvia, hojas secas de los árboles cercanos o lejanos, o de un cristalino copo de nieve.

Abro la ventana y me asomo, asomo mi cara, y espero a sentir con lo que me espera tras ella. Como esa brisa me trae olores, infinidad de olores y aromas. Me llega el aroma del pan recién hecho, el aroma de las flores, rosas, margaritas, jazmines, de la tierra y la humedad. Pruebo el aire, lo huelo y saboreo, abro mi boca y dejo recorrer la brisa hasta mi garganta. Colores, multitud de colores, reflejados hasta mis pupilas, azul, precioso azul celeste o cián, verde en todas sus tonalidades, marrones como mis ojos, rojos, rosas, blancos y amarillos. Veo y observo, un paisaje que me obliga y yo obedezco a no pensar en nada, a que vacié la mente y asimile en mi cabeza cada milímetro de lo que captan mis ojos, ríos fluir, verdes praderas con sus montes coloridos de verde y color de flores, con sus árboles, robles, sauces, pinos y chopos. Campos rubios surcados, que su uniformidad es removida por la misma brisa. El cielo azul... Cierro los ojos, el tacto y el sonido me cautivan, la brisa me susurra al oído, levemente o fuerte, un susurro que junto a su caricia me hace olvidar los problemas y a disfrutar de ese momento de ese instante. Escucho, el agua, el agua que cae por la cascada, el agua que fluye y supera sus obstáculos, que no le importa si su camino esta a una diferencia de altura de 30, 40 o 60 metros, sino que avanza y progresa, formando ríos que desde su nacimiento hasta su final, crecen tanto en gloria como en estatura... escucho el agua, si, cae del cielo, la escucho y la siento, un replique de gotas chocando contra una campana de cristal y un torrente pasando de mi frente a mi barbilla no sin antes probarla con mi lengua. A veces siento frío, otras calor gracias a los rayos de Sol. Pero la sensación que siento, siempre es la misma, quiero saltar, mi precaución me previene, y solamente lo hago cuando estoy a una altura adecuada, pero siempre lo siento, siento ganas de traspasar esa ventana de salir de la habitación.

No temo la habitación, simplemente me he cansado de ella, de tenerla como punto de referencia, volviendo cada noche, noche tras noche a ella, como si estuviera encadenado a ella. No todo es malo, a veces me resulta útil, pues me da calor y cobijo, y un lugar donde enterrar los malos pensamientos, pero muchos vuelven. Cambiar de aires lo llamo, algo que debo hacer cada cierto tiempo. Por eso me gusta conocer a gente nueva. Salto por la ventana y busco a personas desconocidas. Primero les observo como el paisaje de mi ventana, luego les selecciono como si de diamantes se tratarán, y finalmente les pongo a prueba, les exprimo cada habilidad, cada virtud, consiguiendo que cada momento sea único, que disfrutemos tanto ellas como yo, quiero ver que maravillas pueden hacer y que pueden aportar a mi vida, sonrisas, abrazos, emociones, placer. Quiero que sean cada día su mejor versión y que evolucionen, y yo pueda obtener la satisfacción de sentirme bien conmigo mismo y autorealizado, porque si mi ser querido es feliz, yo también. Pero a veces esos días se ponen grises y feos, y con ellos las personas, que sin conocerlas como a uno mismo, ya que eso es muy complicado, sacan sus defectos y su negatividad, ya que son humanos. No quieren compartir nada conmigo, ni sus logros, ni sus emociones, ni sus sonrisas, ni la sensación de que tienen vida. Y yo me siento solo. Otras veces me muestran su verdadera esencia, "mala gente", me decepcionan, brevemente, en un corto tiempo salen de mis círculos.

Pero llega un día en que la rueda girando vuelve a la posición inicial, vuelvo a la habitación, y frecuentemente no solo, llevo conmigo a las nuevas personas, que, o bien las dejo debajo de la cama donde guardo los recuerdos, o las permito ser mis compañeras de habitación durante un tiempo en el cual recibirán de mi todo lo que yo he recibido de esas personas multiplicado por 10, siempre, hasta que salte otra vez por la ventana, en ese momento las acompaño por la puerta de la habitación, si, la puerta, por la cual pueden acceder a otras salas que forman el palacio de lo que es mi vida, y formen parte de la gente que no solo será un recuerdo, sino de la gente que siempre estarán si les necesito y a las cuales yo estaré a su servicio. A los cuales nunca olvidaré y siempre visitaré de vez en cuando, porque, siendo sincero, por la puerta paso mejor. Cerraré la ventana y volveré una y otra vez, recorreré mi palacio siempre.




Gracias

lunes, 25 de febrero de 2013

No se acaba el mundo

No se acaba el mundo... me explico:

No se acaba el mundo si en tu camino te encuentras un gran obstáculo, no se acaba el mundo si no consigues ser el primero en llegar a la meta, no se acaba el mundo si no funciona la relación con tu chico/a, no se acaba el mundo si te despiden del trabajo, no se acaba el mundo si suspendes un examen, no se acaba el mundo si tu empresa ha quebrado, no se acaba el mundo si algo no sale como esperábamos, no se acaba el mundo si te quedas en silla de ruedas o ciego, no se acaba el mundo si la rotación de la Tierra se detiene... bueno ahí sí se acaba el mundo. No se acaba el mundo si cualquier cosa que sucede o ha sucedido en tu vida no ha acabado con tu querías que acabase, bien, en vez de mal.

Porque... el mundo te pase lo que te pase, hagas lo que hagas no se acaba, sigue, día tras día, semana tras semana, mes tras mes, año tras año. No se va a acabar, y sobre todo no va a esperar a que vuelvas a intentarlo, a que te levantes y sigas tu camino, a que retomes el control de tu vida y vuelvas a hacer que las cosas vayan bien.

El mundo no va a esperarte, por lo que, digo yo, ¡qué haces lamentándote, perdiendo los días sin ganas de seguir adelante, llorando y sufriendo como tontas/os por personas que no te merecen, tirando la toalla y abandonando tus sueños que tanto te han hecho sufrir, conformándote en ser el último en cada carrera, haciendo el vago, soñando despierto el cómo desearías que fuese tu vida, o peor aún, simulando virtualmente tu vida soñada; dando media vuelta en tu camino ya que no te crees capaz de dar un paso más!

En vez de, sortear ese obstáculo superándolo o siguiendo un camino diferente, esforzarte más y seguir entrenando duramente para conseguir ser el primero, conocer a otras miles de personas que realmente puedan hacerte feliz o dar una oportunidad a las personas que han permanecido siempre a tu lado, estudiar un poco más para conseguir aprobar a la siguiente oportunidad, intentar mejorarte y formarte día a día para conseguir llegar a ser ese prototipo de persona que deseas o conseguir aumentar tu estatus laboral, aprender a adaptarte a tu nueva vida impuesta superando poco a poco todas las dificultades, reconstruir tu empresa aprendiendo de los errores cometidos, pasar página...

La vida es muy corta y si quitamos el tiempo que dormimos, mucho más corta todavía, por eso yo doy un consejo: piensa cómo es tu vida y cuánto estas desperdiciando de esa vida, una vez hecho esto, piensa que tienes que cambiar y cambialo. Haz una lista de tus errores, y no vuelvas a cometerlos o busca soluciones para esos errores si las tienen.

Concluyo, la vida la vives tu, y será como tu la quieras vivir, puede que a veces te cueste dar un paso más en el camino, que tengas obstáculos, que tengas ganas de desistir, que otros te pongan limitaciones, pero si no te rindes, maximizando las cosas buenas que tienen esos momentos y minimizando las cosas que dificultan el seguir, siempre tendrás razones para avanzar y progresar, y será más difícil que caigas. Porque si te dejas caer, todo y repito todo, ira a peor, tu salud tanto mental como física, el total de tus relaciones (la gente de tu alrededor se acabará cansando de tu actitud), tu reputación, tu patrimonio, tu legado al mundo...

No pierdas el tiempo, "el tiempo es oro" (buen dicho), y sobre todo y más importante... Disfruta de cada momento y exprime esa experiencia al máximo.



miércoles, 16 de noviembre de 2011

Rasgar las nubes

Nunca habéis estado cerca de una ventana, un precipicio o subido a una escalera y habéis tenido ganas de saltar...
Tranquilos, no penséis mal, me refiero a...
Volar...
Es la mayor fascinación que ha tenido el hombre desde eras remotas, surcar el cielo, sentir el aire en la cara mientras recorres el mundo a una velocidad de vértigo y te alzas hasta contemplar la esfera azul que es nuestro planeta, coger un pedazito de nube, echarle sirope de fresa y pegarle un bocado, cruzar mares y montañas y ver lugares recónditos de nuestro planeta. Sentirse libre...
Quien podría ser dragón y con un rugido alzar el vuelo batiendo las enormes alas, gobernando ese insólito reino que son los cielos.
Quien tuviera alas para poder visitar el divino reino perdido de los cielos, donde los ángeles habitan y la vida es perfecta; (esperemos que pronto no).
Retar al Sol como Icaro, pero evitando su trágico final, y volar hasta la más alta nube para calentarte en su inmenso abrazo de luz y fuego.
Volar por amor, "por ti volare, por cielos y mares hasta tu amor"; la escena de Superman donde Clark coge a Lois, y en un beso alzan el vuelo hacia un destino inconcluso.
Ojalá tuviera alas para perderme en un mundo desconocido lejos de esta negra vida, y volar con la esperanza segura de encontrar mi lugar...

Nunca esta de más saltar al vacio....

Los relatos continuan.