Nunca habéis estado cerca de una ventana, un precipicio o subido a una escalera y habéis tenido ganas de saltar...
Tranquilos, no penséis mal, me refiero a...
Volar...
Es la mayor fascinación que ha tenido el hombre desde eras remotas, surcar el cielo, sentir el aire en la cara mientras recorres el mundo a una velocidad de vértigo y te alzas hasta contemplar la esfera azul que es nuestro planeta, coger un pedazito de nube, echarle sirope de fresa y pegarle un bocado, cruzar mares y montañas y ver lugares recónditos de nuestro planeta. Sentirse libre...
Quien podría ser dragón y con un rugido alzar el vuelo batiendo las enormes alas, gobernando ese insólito reino que son los cielos.
Quien tuviera alas para poder visitar el divino reino perdido de los cielos, donde los ángeles habitan y la vida es perfecta; (esperemos que pronto no).
Retar al Sol como Icaro, pero evitando su trágico final, y volar hasta la más alta nube para calentarte en su inmenso abrazo de luz y fuego.
Volar por amor, "por ti volare, por cielos y mares hasta tu amor"; la escena de Superman donde Clark coge a Lois, y en un beso alzan el vuelo hacia un destino inconcluso.
Ojalá tuviera alas para perderme en un mundo desconocido lejos de esta negra vida, y volar con la esperanza segura de encontrar mi lugar...
Nunca esta de más saltar al vacio....
Los relatos continuan.
El atardecer de los días
Llega un nuevo atardecer, en donde las flores se marchitan, las hojas se caen y un manto helado empieza a cubrir esta tierra. Un atardecer que presagia tristeza, nostalgia y melancolía, que nubla los corazones de los que seguimos aquí. Que nos avisa que la noche va a llegar, que un velo fantasmagórico nos amenazará en días futuros y que la Luna se verá reflejada en frío y hielo.
Llega el atardecer y con él tiempos de penumbra, en donde una pequeña hoguera no bastará para calentar nuestros corazones. Pero nuestro sentido nos dice que lo que acaba siempre vuelve a empezar. Que de la muerte llega la vida, que del dolor llega la alegría, que de la noche llega el día.
Y aunque la noche sea larga no apagará la chispa de la esperanza de un nuevo amanecer. Ven atardecer, ven, que aquí te esperaré mirando al horizonte, de la mano de la llama que calienta mi espíritu, en pos de un nuevo día.
Llega el atardecer y con él tiempos de penumbra, en donde una pequeña hoguera no bastará para calentar nuestros corazones. Pero nuestro sentido nos dice que lo que acaba siempre vuelve a empezar. Que de la muerte llega la vida, que del dolor llega la alegría, que de la noche llega el día.
Y aunque la noche sea larga no apagará la chispa de la esperanza de un nuevo amanecer. Ven atardecer, ven, que aquí te esperaré mirando al horizonte, de la mano de la llama que calienta mi espíritu, en pos de un nuevo día.
Tus Ojos...
Con solo mirar eres capaz de provocar tempestades
y hacer naufragar mi espíritu en un mar teñido de rojo
sangre.
Con solo mirar eres capaz de iluminar ese infinito abismo
donde yazco perdido y salvar la última chispa de mi
esencia que está a punto de consumirse.
y hacer naufragar mi espíritu en un mar teñido de rojo
sangre.
Con solo mirar eres capaz de iluminar ese infinito abismo
donde yazco perdido y salvar la última chispa de mi
esencia que está a punto de consumirse.
Esos preciosos ojos, hermosas estrellas que guían mi espíritu
hacia un camino aún por descubrir; las puertas del alma, que
anhelo cruzar desde lo más profundo de mi corazón; ciclones
cuya fuerza han quebrado los barrotes que oprimían cada
partícula de mi ser.
No hay necesidad de hablar para expresar un sentimiento, tan
solo es necesario mirar. Y mirarte, mirar esos ojos, hace que
sienta en cada fibra de mi ser ese sentimiento, ese sentimiento
a la vez tan hermoso y peligroso, tan excitante y apasionado
por el cual mi vida empieza a tener sentido.
Anhelo
Estar al borde del precipicio, estar en mitad del océano sin ninguna esperanza, estar atrapado en una celda sin barrotes, estar cayendo por un abismo sin fin... Atrapado en un armazón de carne y hueso que te ahoga lentamente; algo que te aprisiona en lo más profundo de tu ser, encerrando tu verdadera esencia. Anhelando la libertad que nadie te puede conceder, solo, esperando el final de esta angustia que te carcome. Un sentimiento de nostalgia te recorre por dentro, de nostalgia hacia algo lejano, inhumano y poderoso. Mientras que esta humanidad te absorbe lenta pero inexorablemente hacia un destino que no has elegido...En espera de que alguien te de la mano y te saque de ese turbio torbellino, cuya única esperanza es miirar al horizonte y esperar ver un nuevo amanecer en esta noche infinita... Esperando la libertad...
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